La película que os recomiendo hoy es algo más antigua que las anteriores: Uno, dos, tres. Este film, estrenado en 1961 de la mano de Billy Wilder nos narra (de manera sátira, cómo no) la historia del señor McNamara, hombre de negocios de la compañía Coca Cola en la Alemania Occidental de los años 60. Su jefe envía a su hija a pasar unos días a Europa, evidentemente pasando por Alemania. La jovencita, algo descuidada y frívola, conoce a un chico de la Alemania Oriental y se enamora perdidamente de él. La aventura comienza cuando el señor McNamara se entera de que la hija de su jefe está embarazada del joven comunista, y que su jefe llega a Alemania en tres horas. Ahí empieza una caótica carrera contrarreloj para conseguir que Otto, con carnet comunista y fiel afiliado a sus ideas, deje de ser un socialista para dar paso a un hombre de negocios a la imagen norteamericana.
¿Lo mejor de la película? Como siempre, la crítica voraz hacia la división del mundo de la época entre capitalistas y socialistas. Billy Wilder es un experto de la comedia, que nunca deja indiferente a nadie, y en este film vuelve a reafirmarse como el rey del sarcasmo en el séptimo arte.
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Imagen del rodaje |
El actor James Cagney, señor McNamara, es uno de los grandes conocidos del celuloide. A muchos de sus seguidores les sorprenderá en este film, ya que normalmente hace de gángster, siendo reconocido como uno de los actores que mejor interpretaban una escena de lucha. La razón es simple: como muchos comprenderéis, las peleas en el cine no son más que coreografías, y este grandullón con cara de malo es uno de los grandes bailarines del Hollywood del Star System.
Es una película norteamericana de 1961 que fue nominada ese mismo año a un Oscar por mejor fotografía (en blanco y negro), aunque finalmente se llevó la estatuilla la película El buscavidas, de Eugen Shuftan. En Filmaffinity le dan un 8,3. Como siempre, os dejo el enlace:
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